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El gas como factor de eficiencia para ahorrar en calefacción y agua caliente

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Si tenemos en cuenta que, los servicios de calefacción y agua caliente (ACS) representan del orden del 65,9% del consumo total en las viviendas, no resulta extraño preguntarse cómo podemos ahorrar en nuestra factura de consumo energético. A través del siguiente artículo expondremos las ventajas de gas canalizado como fuente de energía de alta eficiencia y que proporciona confort y comodidad al usuario.

¿Dónde puedo ahorrar en un edificio residencial?

Las Comunidades de Propietarios de edificios precisan cada vez más una factura energética lo más económica posible, con un mantenimiento sencillo y fiable, cumpliendo con la creciente exigencia de un funcionamiento respetuoso con el medio ambiente.

Para obtener estos resultados deseados, se debe conocer en primer lugar cuales son las demandas energéticas reales de las viviendas, para poder conocer donde se dispone de recorrido de ahorro y en segundo lugar analizar las distintas alternativas de las que se dispone en cada tipo de demanda, valorando su coste de funcionamiento en relación con la situación actual, la inversión inicial necesaria para poder adoptar esas alternativas, obteniendo así la rentabilidad de la actuación. Finalmente se deben estudiar las posibilidades de financiación existentes, ya que una alternativa que precise un gran esfuerzo inversor inicial puede ser directamente inviable por no poder abordarse esa inversión.

En el sector residencial la factura energética se produce por la cobertura de demandas de los siguientes ámbitos:

  • Demandas térmicas (calefacción, refrigeración, agua caliente sanitaria y cocción).
  • Demandas de iluminación
  • Demandas en otros servicios (línea blanca, línea marrón, audiovisual y comunicación, informática, transporte vertical, etc.)

 

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Figura 1: estructura de consumos según uso. Informe SEC-SPAHOUSEC (2011)

De acuerdo con el proyecto de análisis estadístico SEC-SPAHOUSEC realizado conjuntamente por el IDAE y EUROSTAR y presentado en Julio de 2011, la distribución del consumo por usos energéticos en las viviendas españolas, en términos de energía final, viene dado por la figura 1, de la que podemos destacar que los servicios de calefacción y ACS representa del orden del 65,9% del total, la refrigeración (aire acondicionado) solo un 0,8%, es decir un total de un 66,7, la cocción un 7,4%, el consumo en iluminación representa un 4,1% del total y que en otros usos el consumo representa un 21,7%.

Por ello, para la mejora de la eficiencia energética de las viviendas y por tanto para reducir su factura energética, se deben priorizar las acciones sobre la cobertura de las demandas térmicas ya que es el uso con mayor recorrido de ahorro de consumo.

Cabe destacar que casi al nivel de consumo de la iluminación se encuentra el consumo en conjunto de lavadoras y lavavajillas de cuyo consumo, el mayor porcentaje corresponde al calentamiento de agua, es decir, otro servicio térmico. Por todo ello, uno de los factores de mejora de la eficiencia energética consiste en promocionar aquellas energías que junto con sus tecnologías asociadas, produzcan un menor consumo de energía primaria para un nivel de servicio determinado.

¿Cómo ahorro en los servicios de calefacción y ACS?

En la cobertura de estos servicios los edificios pueden disponer de servicios individualizados por viviendas o centralizados por edificio, siendo este último caso donde suele existir un mayor potencial de ahorro, ya que suelen disponer de generadores de calor centrales de muchos años de funcionamiento, alimentados con gasóleo-C o carbón, que en conclusión tienen rendimientos por debajo de lo que hoy es normal.

Ante un potencial cambio de generadores de calefacción y/o ACS de un edificio, previo a cualquier análisis de las opciones existentes y su interés, se debe considerar los potenciales motivos de cambio. Este puede ser motivado porque los generadores sufren un nivel importante de averías y por tanto fallos en la cobertura de los servicios, han finalizado su vida útil y son obsoletos frente a nuevos equipos más eficaces, o bien se les ofrece un cambio no forzado, pero que por la rentabilidad de la solución propuesta representará a corto plazo un beneficio económico a la propiedad.

En el primer caso, la comparativa a realizar debe comprender el análisis directo de los costes asociados a cada una de las alternativas disponibles, sin considerar la instalación actual a sustituir, mientras que en el segundo caso, un cambio no forzado, las distintas alternativas deben compararse económicamente con el sistema actualmente en funcionamiento, “si no da problemas y es adecuadamente rentable, ¿para qué cambiar nada?”.

En la comparación entre opciones se deben tener en cuenta la suma de tres factores, la inversión inicial precisa en el cambio (CAPEX), el coste de energía previsto por cada solución propuesta (materia prima) y los costes de operación y mantenimiento asociados (OPEX). En cuanto a los costes de inversión inicial se deben incluir no solo la adquisición y montaje de los generadores sino todos los subsistemas asociados como pueden ser almacenajes (depósitos o silos), sistemas de alimentación de combustible, eléctrico y de regulación, de seguridad, evacuación de humos, etc y la obra civil precisa para realizar el cambio.

Respecto al coste de materia prima no solo se debe comparar los precios unitarios de cada tipo de energía alternativa, sino también los rendimientos estacionales que se obtienen con los equipos (tecnología asociada), es decir, no solo se puede ahorrar por un tipo de energía barata sino que si su tecnología asociada tiene un mejor rendimiento a lo largo del año, también se ahorra porque se consume menos cantidad de energía. Finalmente en los costes de operación previstos, se deben incluir el coste de mantenimiento preventivo sistemático asociado a cada solución, así como una previsión de coste medio anual de pequeñas averías que puedan surgir a lo largo de los años en la instalación de nueva factura. Para esta previsión se suele tomar un porcentaje (habitualmente un 3-4%) del coste de inversión total inicial prevista.

Respecto a las condiciones que el potencial consumidor espera de una propuesta de cambio de su sistema térmico, está debe cumplir los siguientes aspectos, que sea económica, asequible, fiable y respetuosa con el medio ambiente.

Las soluciones que utilizan el gas canalizado como fuente de energía cumplen todas estas condiciones, en especial con sus soluciones de alta eficiencia, como son las calderas de condensación así como con las bombas de calor a gas, tanto de absorción como de compresión, con unos ahorros anuales en combustible importantes e inversiones iniciales bajas, que hacen que los períodos de retorno sean generalmente de menos de 4 años, haciendo atractivo el cambio incluso desde una situación actual donde los generadores se encuentren todavía en buen estado de uso.

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Respecto al respeto medioambiental, el gas canalizado es el combustible convencional de menor emisión de CO2 por cada unidad de energía obtenida y su emisión de contaminantes locales es también menor, incluso que las asociadas a renovables como es la biomasa.

Además estas soluciones eliminan cualquier tipo de almacenamiento o depósito en los terrenos de la propiedad, liberando así esa superficie para otros usos y evitando los costes de mantenimiento de esos depósitos.

Desde el sector del gas se asesora tanto a las propiedades de edificios así como a sus gestores sobre las mejores soluciones que pueden adoptar en los mismos, para así obtener una mejora de su eficiencia energética y por tanto con el consiguiente ahorro en sus facturas energéticas.

Artículo cortesía SEDIGAS- Asociación Española del Gas
 

 

 

 

Modificado por última vez enJueves, 14 Febrero 2019 16:11

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