¿Aerotermia o caldera de condensación? Comparamos ambos sistemas

Caldera de condensación a gas natural: alta eficiencia y fiabilidad

Si tu vivienda cuenta con instalación de gas natural, instalar una caldera de condensación resulta una de las opciones más eficientes. Este tipo de calderas consiguen entre un 10% y un 20% más de rendimiento que las antiguas calderas estancas. Su funcionamiento se explica de forma sencilla. Mediante un ventilador eléctrico, se hace condensar el vapor de agua presente en los gases de combustión. El calor de este vapor aprovecha para precalentar el agua que entra a la caldera. De esta forma el salto térmico que ha de realizar el agua es menor, con lo que se necesita quemar menor combustible y se mejora su rendimiento.

La recuperación de la energía de condensación permite a la caldera trabajar a bajas temperaturas, mejorando la eficiencia y limitando así las emisiones de gases contaminantes.

Las calderas de condensación reducen hasta en un 70% las emisiones de óxido de nitrógeno (NOx) y dióxido de carbono (CO2) respecto a las antiguas estancas. Por tanto, la sustitución paulatina de calderas más antiguas por calderas de condensación en España es clave para reducir las emisiones de gases que provocan el efecto invernadero, y a evitar efectos nocivos para la atmósfera y la salud pública. 

Como aspecto negativo frente a la aerotermia, basa su funcionamiento en la combustión de gas de origen fósil aunque en el futuro próximo se podrán alimentar de gases renovables como el biogás o incluso el hidrógeno con lo que pasarán a ser una opción más verde y menos contaminante. 

Como ventaja, su precio inicial. Al tratarse de una tecnología más "sencilla" que la aerotermia, su inversión inicial también resulta más económica. 

Aerotermia: la tecnología de origen renovable y versátil

La aerotermia es un sistema que permite generar calefacción, agua caliente sanitaria y refrigeración, basado en la extracción del calor presente en el aire. Por tanto, obtiene su energía principal de fuentes renovables. Mediante un circuito por el que circula un fluido refrigerante, el sistema es capaz de aprovechar el calor del exterior para calentar la vivienda, o de extraer la energía térmica del interior para su refrigeración. Esto lo hace gracias a una bomba de calor, que aumenta la temperatura del refrigerante hasta la necesaria para nuestro hogar. Si queréis comprender mejor el funcionamiento de las bombas de calor, aquí se analiza en mayor profundidad.

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Eficiencia y medio ambiente

La principal ventaja de este sistema es su alto rendimiento. Las bombas de calor tienen valores de COP de entre 2 y 6. O lo que es lo mismo, por cada 1 kWh que consumen, pueden producir unos 400 kWh de calor, alcanzando rendimientos de un 400%. Estos datos convierten a la aerotermia en aparatos tremendamente eficientes y respetuosos con el medio ambiente, ya que el aprovechamiento de la energía es excelente. Por otro lado, no consumen ningún tipo de combustible fósil y tampoco emiten ningún tipo de contaminante al exterior, más allá del recambio de líquido refrigerante cada cierto tiempo.

Comparamos caldera de gas frente a aerotermia

Habiendo presentado brevemente ambos sistemas, ofrecemos una tabla comparativa sencilla entre la aerotermia y la caldera de condensación, sus ventajas y desventajas con respecto al otro. 

En base a las necesidades particulares de cada usuario y las características de la vivienda, se recomendará elegir un sistema u otro. Si decides instalar una bomba de calor aerotérmica, debes saber que, si bien es cierto que la aerotermia reporta mayor beneficio económico a largo plazo y es más respetuoso con el medio ambiente, requiere una inversión inicial importante. Esta inversión se amortiza en unos 10 años. 

Se trata de una solución ideal y completa si lo que necesitas es un sistema integral que aporte tanto calefacción con refrigeración (aire acondicionado) utilizando energías renovables. 

Además, la bomba de calor aerotérmica puede trabajar conjuntamente con un sistema de energía solar fotovoltaica de autoconsumo con lo que por lo que el gasto eléctrico final del sistema sería nulo o casi nulo.

Por otro lado, si tu opción es instalar caldera de condensación, ésta tiene un rendimiento más bajo (aunque aporta una gran eficiencia combinada con radiadores de alta temperatura)  y emite contaminantes, pero su inversión inicial es menor, aunque su uso se limita a generar calefacción y agua caliente sanitaria. 

Se trata de una buena solución para pisos de tamaño reducido (menos de 100m2) o segundas viviendas con un uso puntual en periodos vacacionales. 

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En cualquier caso, lo mejor es ponerse en manos de una empresa instaladora acreditada que realice un estudio personalizado de cada caso y recomiende el tipo de sistema que mejor se ajuste a las necesidades del usuario en función de las variables como el tipo de vivienda, la zona climática, el uso preferente del sistema, el tipo de emisor, las posibilidades económicas del usuario... etc.

¿Suelo radiante con caldera de gas o aerotermia? 

Si estás pensando en instalar un sistema de suelo radiante por agua, éste puede ser compatible con una bomba de calor aerotérmica o con una caldera de condensación. Lo importante es que se trate de un generador de calor a baja temperatura, ya que los sistemas de suelo radiante funcionan con un circuito de agua a baja temperatura (30-45º) frente a los sistemas tradicionales que necesitan mayores temperaturas de impulsión (80-85º). 

La decisión de instalar suelo radiante con caldera de gas o con aerotermia dependerá en parte de si queremos que el suelo funcione tamibén en modo frío, que sea refrescante. Esta función sólo es posible si tenemos un sistema alimentado con una bomba de calor aerotérmica que puede funcionar en modo reversible y aportar tanto calor como frío al agua.